El pasado 19 de mayo estuvimos unos amigos y socios del Club en el tercer trail de primavera de Confrides. Este año había 3 modalidades de carrera:

  • Maratón 43 Km/2.700+
  • Reto Serrella y marcha senderista 24 Km/1.400+
  • Reto Aitana 19 Km/1.040+

Los cuatro que participamos nos decantamos por la media maratón de la Serrella, Sandra Esteve, acompañada de su marido Paco Cases, en modalidad senderista y Fernando Coello, Vicente Enrique, Juan Esteve Marco y yo, Luis Poveda, en carrera.

Cambió un poco del año pasado, al principio igual, salimos del pueblo hacia abajo, hasta llegar a un pequeño riachuelo que diferencia del año pasado , no traía ni una gota de agua y por una senda muy estrecha llena de zarzas salimos a un camino de asfalto muy empinado  que soltamos a mano derecha para empalmar con un camino de tierra que nos llevó por en medio de casas de campo bajando sin parar hasta el Barranco del Monesillo. Llegamos al primer avituallamiento donde empezamos a subir la Serrella hacia el Coll de Borrell. La subida tenía un desnivel considerable ya que en su recta final, donde ya no había senda, eran todo peñas a las que nos teníamos que coger con pies y manos. Ahí empezó a quedarse mucha gente atrás.

Una vez arriba lo que había cambiado este año era que en vez de continuar hacia abajo al Coll de Borrell nos desviaron a la izquierda por una pista forestal la que soltamos cerca de unos depósitos de agua y fuimos subiendo para llegar a una especie de meseta con la piedra calcárea típica de la zona, de esa que rompe los tobillos.

A nuestra derecha había una pinada preciosa, un bosque maravilloso con unos pinos que daban una piñas gigantescas.

Después de llegara al segundo avituallamiento empezamos a bajar por en medio de los pinos por una pista que nos llevó, esta vez sí, al Coll de Borrell, una vuelta aproximada de 5 Km que son los que se le añaden de más a la carrera del año pasado, donde estaba el tercer avituallamiento.

Cogimos fuerzas para subir la gravera que nos llevaría al Plà de la Casa, que aunque corta está bastante empinada. Después de pasar el Plà y admirar su gigantesco nevero fuimos bajando por una gravera  de esas de resbalón y culá, continuando por una senda muy técnica que nos llevaba al cuarto avituallamiento del Racó de Llosa  de ahí por camino de piedra y luego de asfalto hasta el Abdet, donde el quinto avituallamiento nos refrescamos con Aquarius porque era lo único que había empezando ya la subida hacia Confrides, donde nos esperaba la cerveza y la barbacoa merecidas.

Disfrutamos de unos paisajes maravillosos.

Crónica de: LUIS ANTONIO POVEDA SEVA