El pasado 20 de septiembre daba comienzo un año más la prestigiosa carrera Cavalls del Vent, este año nombrada como Ultra Pirineu.
cambiando de nombre, de recorrido y sumando distancia: 103 kilómetros en total y 6.324 metros de desnivel positivo. La carrera discurría por el parque nacional del Cadí-Moixeró, siguiendo un trayecto bastante parecido al del año anterior.
Alrededor de 1.000 participantes nos encontramos una vez más en la población de Bagà, donde tendría lugar como siempre la salida. Este año me acompañaría un amigo, que se estrenaba en largas distancias. Para mí, sería la sexta ultra maratón. Pese a que iba más preparado, contaba con una lesión que me ha surgido a lo largo de la temporada, pero no por ello iba a perderme este evento. Pero a qué precio…
A las 7 de la mañana daba comienzo la prueba. Me coloqué entre los primeros puestos para no coger demasiado pelotón en la primera subida. Nos esperaba una ascensión de unos 8 kilómetros hasta el refugio Rebost, desde donde seguiríamos subiendo hasta el refugio Niu de l’Àguila (kilómetro 14), punto más alto de la carrera a 2.500 metros de altura. Desde aquí empezaba una dura bajada, técnica al principio, pero que poco a poco se iría suavizando hasta llegar a Belber, kilómetro 38, donde pararía a avituallarme bien y aprovechar para pasar por la asistencia en carrera para que me pincharan un antiinflamatorio, pues la planta del pie ya me estaba dando bastantes problemas.
Afronté esta parte de la carrera a buen ritmo, pero poco a poco fui perdiendo ritmo a causa de la lesión. Ya en el kilómetro 57 llegué al punto de control de Els Prats y descansé un poco. Aún quedaba una cuestecita muy dura.
En pleno ascenso empecé a encontrarme realmente mal, las fuerzas me fallaban y psicológicamente no estaba muy animado. La lesión me pasaba factura. Ya en la cima, me esperaba un descenso de unos 10 kilómetros hasta Gósol, una bajada muy cómoda pero que me haría pasarlo bastante mal.
En Gósol, kilómetro 70 de la carrera, me esperaba mi asistencia personal. Llegué totalmente desmoralizado, con ganas de retirarme de la prueba pese a llevar muy buen tiempo. Aproveché para cambiarme de ropa y calzado, comer, beber y descansar un poco. Aún quedaban 30 kilómetros por delante.
Desde este punto y hasta el final de la carrera saldría acompañado por Javier Palomares, que hizo de liebre, dándome ánimos en todo momento para que no abandonara. Llegamos a buen ritmo hasta Saldes, kilómetro 80, y desde aquí seguiríamos hasta la Bena, kilómetro 85, primera de las dos subidas que me quedarían antes de alcanzar la meta.
Rebasada la cota del kilómetro 85, llegamos al refugio de Vents de Cadí, kilómetro 90, donde la noche hizo su aparición. Encendimos entonces nuestros frontales y continuamos, dispuestos a afrontar la última subida. Las fuerzas eran pocas y correr era casi imposible, pero con sacrificio y coraje conseguimos rebasar la última cota y llegar al último punto de control, en el kilómetro 98. Ya sólo quedaban 5 kilómetros y había que terminar como fuera.
Finalmente alcancé la meta con un tiempo de 16:42:03 y el puesto 80 de mi categoría. Aprovecho para dar las gracias a todos los que nos acompañaron durante la carrera y en especial a Javier Palomares, por su apoyo y ayuda. La enhorabuena a Francisco Jesús Rico Rico, por terminar su primera ultra, dando un gran ejemplo de voluntad, dureza y sacrificio. ¡Qué gran eres Blanco!
Crónica de Juanito
Juan Mondéjar Verdú 16:42:03 Posición Categoría 80º
Francisco Jesús Rico Rico 21:02:13 Posición Categoría 292º