Después de que el pasado verano rememoráramos el primer ascenso al Naranjo en su primer centenario, realizando la misma vía que los pioneros Pidal y Cainejo, algo se apoderó de nosotros, ya no éramos los mismos. El Marques y el Pastor se apropiaron de nuestros cuerpos. Nosotros nos dejamos llevar, adoptando cada uno el personaje correspondiente.