Me voy a pasar las vacaciones a Huesca con la familia y a aprovechar los paisajes del Pirineo Aragonés, un lugar encantador.


Llego lesionado a esta gran cita del año, una gran quemadura en el tibial izquierdo de segundo grado provocado 3 días antes de la carrera. Voy al centro de salud y me dicen que lo tengo complicado para correr. Se me cae el mundo encima. Varios días de curas y por fin llega el día y le digo a la enfermera que por favor me vende bien la pierna que quiero correr, sabiendo que la responsabilidad es mía. Bueno pues al lío. Nos desplazamos a Panticosa un día antes para recoger dorsal y hacer noche allí. A las 8 de la mañana empezaba mi carrera, la 4K. La 8K a las 5 y las 2K, el domingo.


Esta vez me decanto por la maratón, que ya tiene su encanto ( 43K, 3600+). Una carrera diferente a la que no estoy acostumbrado. El 65 % vas por encima de los 2000 m. de altura. Tomada la decisión me planto en el balneario de Panticosa. Salimos dirección al Garmo Negro. En 5 km. subimos a 3065 de altitud, una locura para empezar. En la cumbre me encuentro con un monovero, Alfredo, que vive en Panticosa y formaba parte de la organización de la carrera. ¡Que alegría! Un abrazo y mucha adrenalina al verlo. Sigo para hacer la bajada al refugio Bachimaña. Impresionante el paisaje. Allí, recargo bien para hacer otra gran subida. Esta vez al Coll Tebarry.


Voy pasando por ibones azules y por encima de los bolos de granito. Avanzando a mi ritmo y disfrutando del paisaje hasta llegar al siguiente avituallamiento, el refugio Respumoso (km 20). Repongo fuerzas y sigo adelante. De pronto veo que el valle oscurece y pronto empieza la fiesta con un gran chaparrón que me deja empapado. Pero es lo que hay en estas carreras de alta montaña. Voy avanzando y pasando más ibones. Cuanto más técnico el terreno, más disfruto. Llego al Coll de Misales, tercer pico. Parece una pared, de la inclinación que tiene.


Allí me espera otro paisano, el Wilson, que también vive en Panticosa y forma parte de la organización de la carrera. Otro gran abrazo y más fuerza para seguir avanzando. Me dice que tengo una gran bajada hasta el pueblo, 7 km, con una vertiente impresionante. Me encuentro con 2 vascos y empezamos a calentarnos bajando. Estoy disfrutando pero sé que me puede pasar factura. Así es, y llego a Sallent destrozado aún quedándome 11 km con una gran subida. Pero, cuando las piernas no responden hay que tirar de cabeza. Me mentalizo y sigo sin pensar en el dolor. Sé que puedo hacerlo. Así que a por la última subida, Sierra Plana. Empieza otra vez a llover con ganas. Así se hace más dura y emocionante.


Llego al último avituallamiento y me dicen que quedan 6 km para Panticosa, 2 de pista y el resto, senda hasta llegar a meta. Cojo un puñado de frutos secos para entretenerme por el camino. Me adelanta el primer corredor de la 8 K y hablo con él un poco hasta que lo pierdo de vista. ¡Qué máquina! lleva 30 km más que yo y como si nada.Le doy ánimos. Al final llego a la senda deseada y veo el pueblo de Panticosa. ¡Que ganas de llegar y ver a mis hijos y a mi mujer! Entro en el pueblo y me están esperando Marc y Álex para acompañarme hasta meta. Corremos los 3 hasta el arco.


Allí comparto mis emociones con el speaker y como era de esperar me pregunta por el vendaje. «La gente se pensará que se ha quemado un poquito, no señores, quemadura de segundo grado. Enhorabuena tienes mucho mérito bicharraco» (palabras de Chito, el speaker).

Valoración de carrera:
Recorrido brutal y salvaje con un recorrido encantador.
Posición general 117 Categoría 49
Tiempo 9:38
Mi hijo Marc participó en la Mini-trail Valle de Tena y quedo segundo en la categoría 0-7.